viernes, 24 de noviembre de 2017

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Felices fiestas de San Andrés

En los próximos días tendrá lugar la fiesta patronal de Quintanilla de Onsoña.

Vaya desde aquí la felicitación.

jueves, 2 de noviembre de 2017

Nuestro particular Lago Ness

A solo 80 km de Quintanilla de Onsoña se encuentra nuestro particular Lago Ness: el Pozo Curavacas, un lago de leyendas. El escritor Laurentino Ruesga Herreros las recogió y en él nos basamos para contar una de las leyendas.

En las frías aguas del Pozo Curavacas existe, según diversas leyendas, una serpiente marina que sale de las aguas durante los días de tormenta para llevarse victimas al fondo de las aguas.

La tradición popular ha recogido las dos siguientes tradiciones en la que se nos habla de dicho animal.

La leyenda palentina cuenta la historia de dos amantes que huyen. Un moro que, prófugo de las luchas de Reconquista, quiere volver a su tierra. Ella es una cristiana que le sigue ciegamente, ella ha renunciado a su casa y a su familia, y está dispuesta a renunciar también a su religión.

Los dos amantes han emprendido un largo camino. Se dirigen hacia la costa y deben atravesar las escarpadas cumbres del norte palentino cerca del Curavacas ven el hermoso lago. La quietud de sus aguas y su transparencia cristalina les sorprenden. El azul del cielo y las cumbres cortadas del Curavacas se reflejan en la superficie. El paisaje es ensoñador y se detienen a descansar un instante.

La doncella no puede por menos que inclinarse sobre las aguas para contemplar su belleza, ve reflejado su rostro y el del musulmán que la sigue. Entonces, de repente, una nube blanca parece salir del centro del pozo y se coloca sobre la superficie. Las aguas empiezan a oscurecerse y agitarse, el lago parece rugir embravecido. Todo ha sido de repente paralizado por la sorpresa y no son capaces de alejarse. Una colosal serpiente surge entonces de lo más profundo y amenaza con tragarlos; a la vez que un ruido como de oleaje de mar enfurecido rodea toda la escena.

EI agua empieza a crecer y los va rodeando. Parece formarse un barro cenagoso. La joven, inmóvil hasta entonces, resbala y las aguas la arrastran hacia dentro. De lo mas profundo aparece la monstruosa serpiente saltando con furia.


Vista de Pozo Curavacas (Foto: Descubre Castilla)
El ruido se hace ensordecedor a la vez que el moro intenta desesperadamente salvarla. En Vidrieros y en todo el valle de Pineda se oyen sus gritos. Pero sus esfuerzos son vanos. Las aguas engullen el cuerpo mientras la serpiente se sumerge en el abismo. Todo ha sucedido rápidamente. Pasado el episodio, lentamente cambia la escena y vuelve la quietud anterior.

El moro llora postrado a la orilla del lago y durante horas repasa su vida, El trágico suceso le hace comprender que todo ha sido un castigo a la fe de la doncella que estaba dispuesta a renunciar a sus creencias cristianas por seguirle. Inicia, entonces, un largo camino: el del arrepentimiento por sus pecados y el de la meditación interior sobre la fe cristiana que había empezado a conocer de boca de su amante.

Poco tiempo después es bautizado y decide dedicar el resto de su vida a la penitencia.

Dicese que, desde entonces, en las más crudas noches de invierno se oye bramar al misterioso lago, a la vez que sus aguas se oscurecen, se agitan y el horrible abismo escupe las entrañas de los desgraciados allí ahogados. También se dice que está comunicado con el mar y que cuando hay allí tormenta, la horrible serpiente del fondo aparece nuevamente, como si desease capturar otra víctima y arrastrarla con ella a las profundidades marinas donde vive.

Ni en los Cardaños ni en Vidrieros hay nadie que desconozca esta leyenda. Porque todos saben del temible influjo del Pozo Curavacas.


==Bibliografía==


Ruesga Herreros, Laurentino. Las Leyendas del Lago Curavacas [en línia]. [s.l.]: [s.n.], [19--], [consulta: 2 de noviembre de 2017]. Disponible en: <https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2486349.pdf>.
 

miércoles, 1 de noviembre de 2017

La oblada

Aprovecho este día de Todos los Santos, ya en su tramo final, para evocar una tradición de nuestro pueblo que, a buen seguro, la mayoría de los que visitamos este blog recordamos. Quién de vosotros no recuerda “LA OBLADA”. Era un pan que cada feligrés llevaba a la iglesia, como ofrenda a los difuntos, el día de los Santos y que también estaba presente en la misa del día siguiente, día de Los Difuntos. Luego el sacristán o el cura (en mi época lo hacía D. Manuel) lo llevaba a su casa, lo troceaba y repartía entre la chiquillería, que por entonces no era poca. ¿Cuántos recordáis todavía su sabor?! Y eso que se trataba sólo de un trozo de pan! Muchas veces me he preguntado si serían “tantas bendiciones” lo que cambiaría su sabor, lo cierto es que estaba muy bueno y que ninguno perdonaba el trozo que le correspondía.

Y, puestos a evocar este día, seguro que todos los de Quintanilla conservan en su cabeza el “toque de difuntos” que durante todo el mes de noviembre nos ofrecía mi tío Sine(al parecer antes lo hizo Ángel Relea) y que, durante unos minutos, nos hacía temblar de miedo y llenaba el aire de tristeza.

Hoy estas costumbres, como tantas otras, ya sólo están en nuestro recuerdo, en el que espero permanezca.


Raquel

Fuente: https://quintanilladonsona.blogspot.com.es/2011/11/la-oblada.html